La reconciliación con Dios entre la apertura y la intimidad

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Date
2016
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PUCE
Abstract
El ser humano no es un ser para sí mismo. Él es un ser para los otros. Podemos reconocer que la vocación constitutiva del hombre se da a través del encuentro con los demás. Se desarrolla plenamente como persona responsable y libre, en relación y encuentro con los demás. Llamamos a ésta realidad constitutiva: “alteridad”. En este contexto el hombre afecta a los otros, con sus actos, para bien y, por otro lado, para mal. Ciertamente, el hombre tiene posibilidad o una capacidad para re-componer, re-verter aquellos actos que afectaron al otro negativamente. Aunque reconociendo que en su realidad finita y contingente el hombre necesita de una instancia mayor que, con poder y autoridad, reconcilie eficazmente aquello. Para el hombre cristiano el pecado rompe un orden de amistad y de unidad con los hermanos y con Dios, quedando así esta relación afectada profundamente. Y, puesto que Jesucristo ha venido para reconciliar al mundo, al hombre con Dios, evidentemente con los hermanos también, el signo eficaz de reconciliación necesariamente pasa por una Mediación (La Iglesia) que por gracia Divina, a través de lo humano (Encarnación), alcance al hombre a una reconciliación (Sacramento) verdadera que reestablezca los lazos rotos a consecuencia del pecado. La Iglesia, que por Jesucristo, es signo visible de la gracia de Dios, con el mismo poder y autoridad con la que Él perdona los pecados, llega eficazmente a los hombres por el ministerio a ella confiada
Description
Keywords
RECONCILIACIÓN, DIOS, PERDÓN, CRISTIANISMO, PENITENCIA (SACRAMENTO)
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