Abstract:
Es conocido que, en un ambiente determinado, la interacción ecológica entre
organismos puede provocar relaciones evolutivas entre dos o más especies o poblaciones.
Si esta relación se mantiene a través del tiempo, estos organismos pueden tener
adaptaciones evolutivas recíprocas (coevolución) e inclusive especiación paralela
(coespeciación) (Currie et al., 2003; Liu et al., 2006). Estos procesos de coespeciación son
frecuentes y han contribuido de manera importante a la biodiversidad de nuestro planeta
(Munkacsi et al., 2004; Thomson, 2005). Por otro lado, los organismos pueden también
poseer gran plasticidad fenotípica, adaptándose a la variación de los hospederos sin que
haya un patrón filogenético congruente entre ellos. Esta plasticidad puede ser una simple
respuesta fisiológica al ambiente o, una plasticidad adaptativa (Futuyma, 2005; Levin,
2009) considerada como una estrategia evolutiva compleja para hacer frente a los cambios
ambientales y sus implicaciones sobre un organismo dado (Manríquez et al., 2009; Levin,
2009).
La evolución interrelacionada entre dos especies...