Abstract:
Las guías de práctica clínica (GPCs) son instrumentos de apoyo a la toma de decisiones
para brindar una atención basada en la evidencia en base a recomendaciones que se
han desarrollado bajo rigor metodológico. Existen GPCs para el manejo de la
incontinencia urinaria femenina que se han desarrollado a lo largo de los años, sin
embargo, la calidad de estas no ha sido analizada metodológicamente. El propósito de
este de este estudio fue evaluar sistemáticamente la calidad de las GPCs publicadas para el manejo y tratamiento quirúrgico de la incontinencia urinaria femenina de esfuerzo
(IUFE) utilizando el instrumento Appraisal Guidelines Research and Evaluation (AGREE
II). Se buscó exhaustivamente GPCs en bases de datos relevantes, como MEDLINE/Pubmed, LILACS, SCOPUS y Trip medical database. El cribado y la extracción
de datos de las guías incluidas la realizaron dos revisores de manera independiente. Se
incluyeron únicamente GPC publicadas entre el 2017 y 2023. De un total de 1459
estudios identificados en la búsqueda inicial, se seleccionaron seis GPCs que cumplían
con los criterios de elegibilidad. Las puntuaciones de cada dominio evaluado son las
siguientes: alcance y propósito 45,83 % (D.E: 22,69), participación de las partes interesadas 30,56 % (D.E: 29,03), rigor del desarrollo 48,56 % (D.E: 30,42), claridad de presentación 58,80 % (D.E: 22,25), aplicabilidad 24,04 % (D.E: 26,36), e independencia editorial 44,87 % (D.E: 32,88). Una de las seis GPCs incluidas fue considerada de alta calidad y recomendada para la práctica clínica. Tres GPCs fueron recomendadas con modificaciones, ya que se identificaron áreas de mejora para aumentar su calidad, y dos GPCs no se recomiendan para la práctica clínica, ya que los seis dominios evaluados tuvieron una puntuación menor al 60%. Según estos resultados, es indispensable que las nuevas guías desarrolladas para el manejo y tratamiento quirúrgico de la IUFE cumplan con una mayor rigurosidad metodológica. De esta manera, las recomendaciones podrán ser más confiables y estar respaldadas por evidencia científica de mejor calidad. Además, las guías deberían considerar más los valores de los pacientes, y la experticia clínica para mejorar y facilitar la toma de decisiones efectivas en salud.