Abstract:
Alfredo Noriega, durante una entrevista con Parejo Mota y Fernández del Castro (2016),
declaró lo siguiente: “En mi caso, yo nunca me planteé lo de la novela negra, la etiqueta…
¿Por qué?, porque vengo de un país donde no hay esa etiqueta, porque el ámbito literario es
muy pequeño y, entonces, no caben esas etiquetas” (p. 74). Así, es evidente que existen
dificultades para circunscribir la novela De que nada se sabe (2002) dentro de alguna corriente
o círculo de escritura. Sin embargo, como veremos a continuación, resulta conveniente
aproximarnos a ella a través de la etiqueta de novela urbana, un subgénero literario que ya ha
sido estudiado con obras nacionales y extranjeras.
Mario Armando Valencia (2009) propone y desarrolla diez principios estéticos para el
análisis de la novela urbana contemporánea, que él considera un nuevo género del arte urbano.
Dichos principios van desde la triada urbe, ciudad y polis, abordan motivos del tiempo y la
memoria, y debaten en torno a la literatura urbana como una literatura menor. Valencia indica
que la ciudad moderna ha experimentado un proceso de desarrollo radical en diversas
localidades del mundo y todas ellas cuentan con tres grandes fenómenos de ruptura en común:
la migración del campo a la ciudad, la expansión urbana y la explosión demográfica. En
consecuencia, se han producido alteraciones espacio-temporales que transforman nuestros
imaginarios sociales y nuestras formas de percibir y expresar el mundo.
Es importante señalar que Noriega es uno de aquellos escritores cuya mentalidad se vio
alterada por los distintos cismas sociales. Además, dada su temprana mudanza al extranjero y
su larga residencia en París, fue un observador externo de la urbe capitalina del Ecuador. El
propio autor dice que esto le concedió la ventaja del distanciamiento, que le permite observar,
como con un microscopio, a la gente, los eventos y las realidades. Pero también expresa que
sufrió desventajsolo se perciben dentro de la cotidianidad. De todas formas, Noriega indica que “Esta
esquizofrenia mía hace que me afiance, en la literatura, en ese espacio de Quito, incluso más
que el Ecuador en general… Se ha tornado ante mí en un espacio que yo vivo con una visión
[…]” (Parejo Mota y Fernández del Castro, 2016, p. 73).as al estar desvinculado del día a día, condición que le alejó de los detalles que